Amigos buenos dias! les compato una prosa jurídica elaborada por y para los ilustres y/o futuros Abogados!
(Anónimo)
¿Por qué me dejaste amor? Si yo, reconozco jurídicamente que te amo; Cómo no apelar a vos? si fuiste mi recurso de amparo; mi Tribunal de Casación; mi unificador de sentimientos; mi única instancia?
¿Cómo no reconocer tus derechos posesorios sobre mí? Si en mi desarraigo fuiste mi domicilio constituido… o procesal (nunca supe la diferencia amor, ¿Acaso existe?)
Y aquellas noches amor, oh!!!; Cómo olvidarlas!!!.; Si en ellas vivimos hechos conducentes, necesarios y pertinentes de total uso y disfrute de la cosa que en definitiva, permitieron tu total e incondicional apertura a prueba….
Y es cierto amor, sé que la documental no llegó a cumplirse, pero debes reconocer, al menos, que en la confesional mis sentimientos fueron más claros que nunca… Casi diría que hicieron plena prueba, supliendo cualquier otro medio probatorio puesto a nuestro alcance por la magna disciplina del Derecho.
¡Ay amor! ¡Mi dulce exhorto!; Mi notificación válida, mi posesión legítima, aunque viciosa, mi sentencia favorable y definitiva, en momentos inhibitoria: ¿Por qué me abandonaste?; ¿Porqué tuviste esa dura contestación a mi demanda? ¿Por qué negaste todos los supuestos de hecho?, ¿Por qué te opusiste sin razón y sin medida a las pretensiones de mi justo libelo?, ¿Acaso no cabe, todavía, en tu corazón un recurso de revision?; Porqué pediste tantas pruebas, casi todas superfluas diría yo, olvidando que de nuestra relación jurídico-procesal, existen como inocultables e incontrovertibles en calidad de testigos vivientes y perennes el Sol y la Luna ? ¿Acaso no transarías, no conciliarías?; No homologarías, no acordarías?; ¿No conciliarias, no te allanarías?
Mi amor… larga viene siendo mi espera… y mi quita.; Mi amor, el tiempo corre y los sentimientos caducan… ¿o prescriben? (¡Maldita confusión entre caducidad y prescripción!).
¿Sabes? Con este poema jurídico y amoroso o amoroso y jurídico, no sé, espero revertir la carga de la prueba, espero tu última respuesta…pero sin recursos dilatorios amor, que mi dolor no las toleraría.
Es que no puedo negar que mis sentimientos entraron en cesación de pagos, pero por favor amor no me pidas la quiebra.
Busquemos un acuerdo conciliatorio. Busquemos una salida, la que prefieras, porque sino amor… moriré…moriré antes de que el proceso haya concluido.
¡Mi caso Clausurado, cuánto te he amado!; Y siempre con probidad y buena fe; ¿Y vos como me contestaste?... con temeridad y malicia, corriéndole audiencia a otro, a un tercero, a un, perdón que lo diga… un “penitus extranei” que rompió nuestro vínculo.
¡Ay!!!! si la “manus inyectio” ¡todavía existiera! ¿Imaginas mi amor con qué parte del cuerpo de ese “extranei” me hubiera cobrado?... exactamente de ahí mi amor, imaginas bien. Y así y todo mi amor, mi viejo amor jurídico, me sobreseiste…Me dejaste amor…me dejaste…me dejas…me dejas… ¡Parca miseria del amor!
Pero sabes? A medida que deslizo mi romántica pluma (Sylvapen 2 Km .) sobre este retazo de papel receptor de emociones, de congoja y negra tinta pegajosa y maloliente que a chorros deja mi frente sucia, me doy cuenta que lo nuestro nunca hubiera sido posible.
¿Cómo yo, un amante de verdad, preparado con los postulados de Sócrates, Aristóteles, Kant, Becaría, Salvat, Zaffaroni, Carrara, Soler, Carnelutti, Abbot & Costello – entre otros filósofos y tratadistas del Derecho, pude enamorarme de vos, cometiendo este error de Derecho Inexcusable????????
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